Muchas veces perdemos el rumbo que nos lleva hasta dónde queremos llegar. La Estrategia marca cómo llegar a conseguir nuestros Objetivos.
La Dirección de proyectos debe de ser una parte importante en esa Estrategia.
Los Objetivos señalan el destino que queremos alcanzar. Los Objetivos deben de ser compatibles y alcanzables.
La Estrategia se orquesta y desarrolla a través de tácticas. Las tácticas no son otra cosa que cada una de las acciones que realizamos en el día a día para hacer efectiva nuestra Estrategia y conseguir así nuestro objetivos.
Como resultado, el éxito de casi todos los proyectos es básicamente una mezcla de estos tres aspectos:
-Tener claro dónde queremos llegar (Objetivos).
-Acertar en el mejor camino para poder llegar hasta esos objetivos (Estrategia).
-Realizar buenas acciones y decisiones en el día a día, en el cómo estamos intentando llegar (Tácticas).
La Estrategia debe de ser clara y sencilla, un mapa claro y alcanzable teniendo en cuenta que no siempre existen caminos para cualquier destino. A veces incluso hay que construir también el camino.
Debemos de tener una Estrategia meditada, ya que hay que pensar bien qué caminos elegir para alcanzar nuestros Objetivos. Asimismo, no todos los caminos tienen el mismo nivel de dificultad.
La Estrategia debe de ser coherente, no puede conllevar tácticas o acciones contrapuestas o incompatibles que hagan imposible su ejecución. Por ello, continuos cambios de ruta no facilitan la llegada al destino.
La Estrategia debe de extenderse y llegar adecuadamente y proporcionadamente a todos los niveles de la compañía. Todos tenemos un camino que realizar para colaborar en la consecución de los Objetivos. Cada uno a su nivel, pero todos hacemos el camino, participamos del camino.
La Estrategia marca cómo llegar, ten una buena Estrategia…y recuerda siempre esta famosa frase de Michael Porter